Buscar este blog

viernes, 14 de mayo de 2010

La huida de los Malagueños dirección a Almería narrada en primera persona.

Esta historia está expuesta tal como la dictó el protagonista a sus 90 años. Contiene errores, que se han mantenido por respetar el texto original. 
Estos hechos le ocurrieron a José Sánchez de 34 años, su esposa Mencía de 31, embarazada de 7 meses, y dos hijos Juan de 5 años y Pepe de 3, sin alimentos ni agua, por la carretera de Almería, con una distancia recorrida de 112 Km.



ACONTECIMIENTOS OCURRIDOS EN EL VIAJE DE MALAGA A ALMERIA POR CARRETERA ANDANDO DIA Y NOCHE POR LA FAMILIA SANCHEZ

Durante los 7 días y 7 noches que duró la marcha hasta Almería se produjeron los acontecimientos que ahora les relatamos, motivados por la presión ejercidas por las autoridades a todos los ciudadanos de Málaga, por estar rodeada por las fuerzas militares compuestas por ejércitos Moros Italianos y Alemanes convocados por el Fascismo.
La salida de Málaga, fue masiva y con pensamiento de salir de la Capital por temor al saqueo de bienes y asesinatos, que según, las autoridades de aquella fecha, se producirían, y como así ocurrió en realidad. Los sindicatos Ferroviarios mayoritarios de aquellas fechas UGT y CNT convocaron a todos sus afiliados en la plaza de la Constitución, para notificarles, que la toma de Málaga se produciría el día siguiente. El día 6 de Febrero de 1937 fue la llamada huída de la Capital, con pensamientos de que sólo serían unos días, pero no fue así, porque los Milicianos que eran voluntarios a las ordenes de las autoridades actuales en esos momentos de la República no permitían que nadie volviera, ni se parara en la carretera de Almería por lo que se había de continuar la marcha sin más remedio de noche y de día; éstas fuerzas se disolvieron al llegar a Torre del Mar continuando la huída como un ciudadano más.

A partir de Torre del Mar, que como es sabido está a 26 Km de Málaga, los bombardeos y ametrallamientos de la aviación, as í como los disparos de los barcos de guerra fueron continuos sobre la carretera, éstos efectuaban sus disparos a los montes, por encima de la carretera principalmente con objeto de que los desprendimientos de piedra sobre la carretera ocasionaran el mayor número de bajas posibles sobre esta población, que se desplazaba por la carretera a pie, y que para aquellos que conozcan la carretera que se menciona, será fácil comprender que es imposible tener ningún abrigo, ni defensa posible puesto que estos montes son verticales y la carretera esta a media altura entre la mar y el monte.
Estos barcos eran el Baleares y el Canarias por lo general . Como se ha dicho esta población era totalmente civil y al carecer de cualquier preparación, para tal evento, se refugiaban tendiéndose en la cuneta próxima al monte, para ponerse a abrigo de los posibles disparos directos de los cañones de los barcos sin percatarse que los barcos disparaban, como hemos indicado por encima de la carretera, y de esta forma conseguían sus objetivos: producir un número de bajas elevados por aplastamiento y provocar el terror.
Los aviones durante el día, ametrallaban y bombardeaban la carretera ocasionando un número elevado de bajas.



A todo esto había que sumar la falta de comida y bebida, más la incertidumbre de no saber que se podría encontrar en la próxima curva.






Encontrándose en Torre del Mar esta familia sobre la media noche, descansando, sonó la alarma de la proximidad de barcos, llenándose la carretera de tal forma que impedía el poder caminar con soltura por la cantidad de personas que se pusieron en marcha, puesto que el bombardeo de esta población, fue casi inmediatamente después de sonar la alarma. A la salida del pueblo encontró durante la marcha una piara de cabras y no viendo por ningún lugar dueño ni guarda, se decidió por ordeñar una de ellas y meterla en el termo, pero al poco de estar en esta labor, la gente se acercaron pidiendo que le diera a ellos, lo que provocó que fueran demasiados, para poder atender tantas peticiones, por lo que decidió decir que cada uno se sirviera a su antojo, pero que él, Pepe, se iba y así lo hizo. 




Continuando en esta marcha y sobre el mediodía, comenzaron los comentarios alertando  que venían los barcos, y así fue, comenzando el bombardeo de forma inmediata, y produciéndose un confusionismo propio de estas circunstancias ocurriendo que Pepe llevaba de la mano a la niña de una amiga y vecina, que se encontraron en el camino llamada “Mariquita la de los Tejeringo” con los que desde unas horas antes iban haciendo juntos el camino.
Como decíamos Pepe llevaba a la hija de este matrimonio de la mano y a su hijo Pepito en los hombros cuando empezó el cañoneo, tirando él y su familia para un lado, y Mariquita y los suyos para otro con el fin de resguardarse en los posible de los cañonazos, y separando de esta forma a la niña de sus padres, y encontrándose ahora con una niña más en estas circunstancias, (además de Mencía embarazada y su hijo Juan) y sin tener idea tan siquiera de si los padres seguían con vida o lo no los volverían a encontrar de nuevo. Tal y como ocurría frecuentemente en el camino,  donde se encontraban con frecuencia a muchos niños cerca de los que se supone que serían sus padres, que estaban casi enterrados por los cañonazos de los barcos, y otros padres que buscaban a sus hijos con desesperación, y que a veces los encontraban malheridos o muertos.
Continuando el camino y ya al final de la tarde, el otro matrimonio encontró  a Mariquita delante de ellos, y dándole voces, se hicieron ver con la consiguiente alegría como es de suponer, para los dos matrimonios, puesto que además de lo que supone en estas circunstancias verse personas conocidas y resolver una situación difícil para los dos matrimonios, además que a uno se tenía un miembro de menos y otro uno de mas.
Continuando por la carretera encontraron un burro que estaba abandonado en la carretera, por lo que lo cogió el cabeza de familia José (Pepe) y la esposa Emerenciana (Mencía). Después de unos metros con el borrico montó en él Mencía y los dos niños, y de esta forma caminaron durante dos noches y un día. En esta segunda noche se aproximaron a una casa, de la que salía luz y los propietarios permitieron que la mujer y los niños descansaran en el interior de la casa, pero el, Pepe, quedó fuera con el borrico. Debido al cansancio se quedó dormido en el escalón de la casa guardando el borrico, pero al amanecer y despertar se encontró que el borrico había desaparecido, por lo que miró por los alrededores encontrando otro burro trabado. Con una navajilla le cortó la traba, y con dificultades puesto que el burro no quería caminar lo obligó, pero habiendo andado poco, los propietarios del burro que eran de raza gitana le gritaron que el burro era de ellos y aunque él decía que el burro lo cogió en Torre del Mar los gitanos, continuaban acercándose cada vez más insistentes por lo que se vio obligado a recurrir a una pistola marca Star corta de 9 mm., para defenderse de la amenaza de los cuatro gitanos, pero a los requerimientos de su mujer y para evitar conflictos posteriores le tuvo que entregar el animal aunque de muy malas ganas.
Continuaron la marcha, aunque casi de continuo había que tirarse al suelo para protegerse, a esto, había que sumarle el problema que ocasionaba el agua para beber, puesto que no se encontraba con facilidad al igual que la comida viéndose en ocasiones, obligado a introducirse en un pozo.


En cierta ocasión que tuvo que hacerlo de noche con un termo en el bolsillo, para de esta manera recoger agua potable, la cual allí mismo se bebía él y se retiraba con el termo lleno para Mencía y los niños.
Al poco después vio una luz próxima a la carretera y se dirigieron a ella, encontrando una casa llena de personas descansando en la parte delantera de un mostrador, de lo que parecía haber sido una tienda, como podían cada uno. Una vez dentro encontró un lugar que estaba lleno de aceite por el goteo, que producía un grifo de un bidón lleno del mismo líquido y que ya estaba vacío, por lo que el lugar no era apropiado para estar, así que decidió dirigirse a una mujer, que estaba sobre dicho mostrador y que parecía ser la propietaria y diciéndole de donde venía y lo cansado que estaban, la mujer le indicó de forma sigilosa, que pasaran al interior donde había una habitación con una cama de matrimonio, y que podían utilizarla pero sin formar ningún ruido para evitar que los que estaban fuera, quisieran utilizar esta habitación, y la cocina que estaba más al interior. Lo que así hicieron Mencía y los dos niños quedando José fuera de la cama pero en la habitación, se acoplaron con una vela que le proporcionó la mujer. Aproximadamente sobre las doce de la noche no se oía ningún ruido y se decidió, con una linterna de bolsillo, (que en Málaga la utilizaba para refugiarse en el sótano de la fábrica de harina de Castel, cuando había algún bombardeo) ver si encontraba algo para comer dirigiéndose por un pasillo que conducía a la cocina, la cual estaba llena de útiles propios, y después de buscar por cajones y rincones con mucho cuidado de no hacer ningún ruido encontró un serete de higos prensado del que corto un trozo puesto que estaba muy prensado y no podía desprender trozos, a continuación encontró una alacena con un candado, el cual con un hierro que encontró en la misma cocina, hizo palanca y saltó el cáncamo. Una vez abierta encontró que había más útiles pero de comida nada, desesperado con la lamparilla la dirigió a la parte alta de la alacena y le pareció ver visiones, al encontrarse con un jamón completamente entero procedió a bajarlo y meterlo bajo la cama y permaneció en silencio y sin moverse un buen rato con intención de cortar todo lo más posible para poder meterlo en un saco con la cosas que llevaban y de esta forma tener que comer. Mencía pretendía irse por temor a que le costara algún disgusto, pero salió a buscar papel de nuevo para envolver el jamón cortado, y poder transportarlo. Entre una cosas y otras comenzaba a amanecer, y buscando como salir sin tener que pasar por donde había entrado, por temor a tener que dar explicaciones encontró una salida trasera que daba a un patio, y este a su vez a la calle, lo que hicieron de forma silenciosa como es de imaginar.



Continuando la marcha como en días anteriores pero con algo de comida, durante la marcha algunos lugareños decidieron criticar a voces la marcha de estas personas, y en cierta ocasión, uno de los milicianos cansado de estas críticas que en ocasiones eran duras disparó a dos de ellos produciéndoles la muerte, con lo que cambió la actitud de estos nativos de Motril.
Como es sabido en este terreno se crían mucha caña de azúcar, lo cual le servía de alimento cortándolo en trozo y introduciéndolo en un saco, al igual que con la patatas que luego en un cacharro eran cocidas y consumidas.
En cierta ocasión, ya oscurecido encontramos que el puente que había en el pueblo de Motril, situado a 108 Km. estaba destruido por un bombardeo de los aviones, y que la multitud que llenaba la carretera se agolpaba y desesperaba, puesto que el río aunque no muy grande llevaba agua suficiente para arrastrar a las personas que se arriesgaban a cruzarlo, como le ocurrió a uno que ante todas las personas que allí habían se lanzó a cruzarlo con un niño en brazos el cual todos los presentes vieron como desaparecían bajo las aguas el padre y el niño sin poder hacer nada, puesto que el lugar era muy estrecho y abrupto, por lo que decidió no cruzarlo por allí de ninguna manera.  Por ello, se retiró del grupo, y a unos metros observó que venía una persona a caballo dirigiéndose por la orilla del río hacia la parte alta del mismo, acercándose al mismo y preguntándole porque lugar se podría pasar el río sin tanto peligro, a lo que le contesto solamente “¡siga usted tras de mí!”, lo que así hizo caminando tras este hombre subiendo rio arriba como a unos 500 metros donde el río se ensanchaba y la altura del agua no llegaba a 20 centímetros, y en este punto el hombre dijo déjeme los niños que no se mojen y ustedes pasen de forma que se mojen lo menos posible (debemos recordar que era el mes de Febrero)  lo que así ocurrió y una vez en el lado opuesto del río bajó los niños e indicó una cañada por la que podían dirigirse a la carretera de nuevo, pero aconsejando que de ninguna forma se encendiera luz, puesto que noches anteriores se produjeron disparos a la luz de los cigarros, por lo que hubo varios muertos. Siguiendo estas instrucciones, llegamos de nuevo a la carretera continuando la marcha de forma más tranquila, puesto que la carretera ya no circulaba próxima al mar y por lo tanto fuera del alcance de los cañones de los barcos. Los aviones tampoco ametrallaban ni bombardeaban la carretera.

Nota: Cuando Abuelo Pepe habla de autobuses extranjeros, y ambulancias, posiblemente se refiere a la intervención del Doctor Norman Bethune, de origen Canadiense, entre otros, que arriesgaron su vida para salvar las de aquellos que pudieron, tanto con ambulancias (Cruz Roja) como con autobuses que trasladaban a la población. Bethune escribió: "The crime of the road Málaga-Almería" (1937) y dispone de una amplia colección de fotografías del viaje. Os añado al final de la historia de abuelo, un extracto de la crónica de Bethune sobre la huida de Málaga.  


Al llegar a Adra, que está a 109 Km de Málaga, después de varios días de marcha, y ya sin comida ninguna y esperanzado al llegar a este pueblo que se podría obtener comida, no pudo ser de ninguna forma porque no sólo estaba todo cerrado sino que no abrían a nadie ninguna puerta, puesto que se dieron caso de abrir una puerta y saquear la casa los que venían en esta marcha. En la carretera que cruzaba este pueblo, habían muchos grupos de personas paradas y otras que continuaban la marcha, a los que estaban parados les preguntó si esperaban algo o descansaban; a lo que respondieron que esperaban a unos autobuses extranjeros que transportarían a las mujeres y niños a un lugar más seguro y así ocurrió; después de unas horas ya de noche por completo llegaron estos autobuses que eran extranjeros.
En estos autobuses se subió un soldado en cada uno para impedir que los hombres se subieran y unos de los conductores dijo, que sólo mujeres y niños, hombres no, cuando tocó de subir a Mencía y los niños al aproximarse Pepe para acomodarlos el soldado que no entendía nada de Español interpretó que lo que pretendía Pepe era subir también al autobús, por lo que le apuntó con su fusil y le gritó en su idioma a lo que Pepe con las manos en alto y gesticulando le hizo comprender que era lo que pretendía, a lo que el soldado consintió de muy malas ganas y de esta forma se separó el matrimonio quedando de acuerdo antes en verse en Almería en la estación de ferrocarril aunque el autobús se dirigiera a otro lugar.
De esta forma salió el autobús y los hombres quedaron en Adra a media noche; sin saber que hacer vio una luz al fondo de la calle que correspondía a un local de la Cruz Roja, y en la puerta había muchos con heridas vendadas en espera que llegaran las ambulancias para su traslado a Almería, según le informó uno que estaba sentado fuera del local y que tenía una pierna herida. Estando hablando con este hombre y sobre las 2 de la madrugada llegaron las ambulancias, saliendo un enfermero y dirigiéndose a todos lo que estaban fuera les dijo, -iLos que puedan subir al techo de la ambulancia que lo hagan que en el interior irán los más graves!, por lo que Pepe le ayudo a este herido con el que estaba conversando a subir al techo de la ambulancia y una vez arriba se tendió en el techo para no quedar muy visible, aunque la oscuridad era muy grande, la ambulancia se pone en marcha y tarda en llegar a Almería 2 horas, puesto que tuvo que recorrer los 52 Km. que los separaban de Almería.
Esta ambulancia entró una vez en Almería en un Hospital, ayudándole de nuevo a bajar a este herido y como había poca luz, debido a los bombardeos, le fue posible camuflarse sin ser visto, puesto que no se podía viajar en una ambulancia si no se estaba herido como es normal . Saliendo a la calle se dirigió a una persona que pasaba en aquel momento preguntándole por la Estación de Ferrocarril indicándome que el precisamente iba a ella y en el camino hablando con este hombre que también era ferroviario, le facilitó información sobre los autobuses que venían con los refugiados de Málaga a lo que contestó que estos se dirigían al puerto para su embarque a Barcelona, Valencia y Alicante. En esta conversación llegó a la estación donde pidiendo información le dirigieron a que hablara con un empleado del sindicato que resultó ser de Málaga el que le informó que se refugiara en un coche de viajero mientras amanecía lo que así hizo.
Bombardeo en Almería
Al dirigirse a los coches y abrir, la puerta del primero se encontró que no sólo no podía entrar sino que la muchedumbre que había en el interior protestaba por el viento fresco que entraba a esa hora de la madrugada, así ocurrió con varios coches hasta que en uno de los más apartados pudo entrar y en el departamento que había para las maletas, descansó un rato puesto que los asientos y pasillo estaban llenos.
 Una vez amanecido, se dirigió de nuevo a la estación para pedir información sobre los autobuses, a lo que le dijeron que estas personas se habían refugiado en un edificio que estaba en construcción y que sólo tenía las soleras y los pilares y que lo habían acondicionado rociando paja en el suelo para que pudieran descansar; este edificio estaba al final de una tapia. Pepe se dirigió junto a esta tapia hacia el edificio, y cuál fue su sorpresa al encontrar que en dirección contraria venía Mencía quedaron sin poder hablar unos momentos, pasados estos pregunto Pepe por los niños que habían quedado con Mariquita, (la de los Tejeringos) los dos juntos de nuevo se dirigieron a por lo niños y en el economato de la Renfe pudieron comprar aunque no pagar, puesto que dijo que no llevaba dinero a lo que le contestaron que ya lo pagaría cuando volviera a Málaga, un poco de aceite, arroz y poco más con lo que ese día comieron de forma suculenta, respecto de los demás días.
Imagen de la estación de tren de Almería bombardeada.
Después de esto se informaron en la misma estación, donde le dijeron que salía un tren para Barcelona y otro para Alicante, a lo que se decidieron por el de Alicante, el que cogieron por la tarde. El tren estaba formado por cinco coches que en un momento se saturaron de tal forma, que una vez en un lugar no había forma humana de moverse y mucho menos pasar o utilizar el servicio y después de haber comido caliente este día después de siete, el organismo reaccionó y Juanito en primer lugar y Pepito en segundo sintieron en sus cuerpos esta reacción y sin poder aguantar ni pasar al servicio, Pepe decidió que lo hicieran con el tren en marcha y por la ventanilla, a lo que como es lógico provocó que se produjeran temores por que se fuera a caer el niño por la ventanilla, lo que no ocurrió. Pero si que en una estación, Pepe bajará y observará que los efectos que se habían producido en el lateral del coche desde la ventanilla que ellos ocupaban hacía atrás fueran de lo más asqueroso y repugnante, procurando remediarlo en lo posible con un trozo de manta. Durante el viaje y ya con el hambre acumulada de varios días, sin comer la mayor parte de las criaturas que iban en este tren, cuando se detenía el tren por que veían que se aproximaba la aviación y iba a resultar bombardeado el maquinista le tapaba la chimenea para no delatar su presencia y los viajeros se bajaban como locos a buscar lo que fuera para comer, incluso en cierta ocasión, unos soldados aparecieron con unos borregos que como es lógico serían comidos en cuanto tuvieran ocasión de guisarlos lo que no pudo ser en el tren, así se continuó la marcha hasta Alicante, donde llegaron aproximadamente a las diez de la mañana.
Una vez ya en Alicante, y fuera de la estación de ferrocarril, se dirigieron a una pensión, próxima al puerto con la intención de asearse y descansar, pero tal era el aspecto de esta familia después de tanto tiempo sin poder afeitarse en condiciones ni lavarse ellos, ni la ropa e igualmente los dos niños, y Mencía embarazada de siete meses, que la señora que rentaba esta pensión decía que no había, pero Pepe sospechando la desconfianza que inspiraba se apresuro a decirle que la apariencia de él y su familia era debido al viaje que habían efectuado, y en que condiciones. Explicándole también que era empleado de Renfe y que tenía dinero para pagarle al mismo tiempo que se lo enseñaba.  Entonces, la actitud de esta señora cambió y le dijo que tenía una sola habitación y que era pequeña, a lo que le dijeron que no importaba, por lo que llegaron a un acuerdo, y comenzaron por asearse y mientras Pepe fue a afeitarse a una barbería, que le indico la señora de la pensión en esta estuvieron dos días.
Al día siguiente se presentó Pepe en la estación de Alicante, explicando el caso al Jefe de servicio de Locomotoras, que era el cargo que él desempeñaba en Málaga, el cual después de tomar los datos del carnet que llevaba justificando el cargo le comunicó que podía presentarse cualquier día de la semana para que le diera tiempo de hablar con su jefes, para buscarle la forma de que continuara su trabajo lo mismo que efectuaba en Málaga. Así permaneció durante dos meses y transcurridos estos comenzó a trabajar.
Transcurridos los dos días en la pensión, la abandonaron, y estuvieron un día durmiendo bajo un puente, puesto que la economía no permitía estos gastos y ante las dudas de si podría conseguir más dinero y si le darían trabajo o no, es por lo que optaron por esta solución que por otra parte duró poco puesto que encontraron un edificio vacío en el que había caído una bomba, y que aunque estaba un poco agrietado no parecía que se fuera a caer de forma inmediata, por lo que entre José y dos compañeros más, por cierto uno de ellos muy miedoso, rompieron el candado que cerraba la puerta de acceso al mismo, y cogieron cada uno de ellos una habitación en la planta baja del edificio. Compraron dos camas, por lo que el progreso fue bastante ostensible. En esta situación permanecieron durante un año aproximadamente.



Edificio bombardeado de Alicante (el bombardeo duró 8 horas)
Dado que este piso daba una de las ventanas a un chalet situado a unos 12 metros y para poder salir del bloque tenía que pasar por la puerta del chales, se creó relación entre los dos matrimonios, el matrimonio del chalet estaba formado por personas mayores. El estaba jubilado y había sido director de la Telefónica en Madrid, este señor estaba enfermo de tal forma que al año murió.  A su entierro asistió Pepe y dado que la única hija que tenía este matrimonio estaba casada y vivía en Castellón, esta Señora quedó sola, por lo que brindo a Pepe que se fueran a vivir a su casa y de esta forma hacerle compañía y ayudarle a mantener la casa al mismo tiempo que se protegía de un posible saqueo. Pepe lo consultó con Mencía, la cual le manifestó su temor a que los niños le estropearan el jardín o las cosas que tuvieran en la casa, a lo que la Señora contestó que no importaba en absoluto puesto que ella prefería la compañía, y que no necesitaban traer nada, puesto que ella tenía de todos lo que hiciera falta así que se trasladaron al chalet, por lo que volvieron a mejorar su situación.
La convivencia con esta señora en el chales fue muy buena llegando a crearse una relación de amistad entre el matrimonio de la hija, que la visitaban con frecuencia, ella y la familia Sánchez que ocupaba las habitaciones y cocina de la planta baja, ocurriendo en varias ocasiones, que el olor de los guisos subían y provocaban que las hija de Doña Amparo le dijera a Mencía que era lo que producía tan buen olor, a lo que le contestaba que bajara con un plato y lo probaría como así hacía.
 En el chalet también había un perro enorme, que tenía predilección por matar a los gatos lo que conseguía de forma muy rápida ya que los cogía por el cuello y traqueteaba quedando muerto en el momento, lo que le ocasionaba algunos problemas a Pepe, que a veces lo sacaba a pasear y que cuando veía un gato le costaba contenerlo, sin embargo, con los niños era un animal de lo más noble, pero claro cuando la comida comenzó a escasear lo que ocurrió al poco de vivir en el chalet preocupaba que el animal atacara a los niños.
La Señora Amparo, que algunas veces marchaba con su hija a pasar unos días en Castellón, tomo la decisión de marchar con ella de una forma casi definitiva, puesto que en Alicante cada vez era más difícil conseguir comida, por lo que el perro también pasaba dificultades, a lo que Pepe tomó, la decisión previa consulta con la Señora dejar al animal en algún lugar que no pasara necesidades, y no fuera un peligro para los niños, lo que hizo dejándolo en un cuartel de Elche a 28 Km. de Alicante, y habiendo hablado con un cabo, el que le dijo que no se preocupara puesto que allí podía comer de las sobras de la tropa.
Los domingos se desplazaba Pepe para conseguir comida a los pueblos próximo donde tenía dificultades puesto que el dinero no tenía valor, y lo que hacía era cambiar tabaco y aceite por carne huevos y otras cosas. Esto no era siempre posible, por lo que, en ocasiones, cuando los hortelanos no  querían, se veía en la necesidad de cogerlos sin que los hortelanos se dieran cuenta de una forma u otra. El aceite lo conseguían poniéndose de acuerdo varios compañeros, que se desplazaban hasta Jaén, y se introducían en un vagón de mercancía, y le decían al maquinista, que antes de llegar a la estación aflojara la marcha, y poder bajarse con dicho producto unos dos kilómetros antes de la estación, puesto que había una vigilancia y le requisarían el aceite.
Se dio el caso por ejemplo de unos soldados que en cierta ocasión le detuvieron, para preguntarle que llevaba, y cuando vieron que eran naranjas le dijeron que tenía que vaciar el saco pero que si llevaba tabaco no sería necesario, a lo que Pepe le contestó que sí, y que le podía dejar un par de cigarrillos, puesto que todavía tenía que cambiar más cosas, dado que con las naranjas solas, no podían mantenerse la familia, a lo que los soldados accedieron y le indicaron por que camino tenía que irse sin que lo detuvieran otra patrulla que estaba por los alrededores. Así lo hizo Pepe, que además, llevaba el saco demasiado cargado para la distancia que tenía que recorrer hasta la estación, y que aunque a veces le entró ganas de vaciar parte de la carga, no lo hizo aunque si terminó agotado.
En otra ocasión estando desesperado puesto que el saco estaba vacío y la hora del tren se aproximaba encontrándose en Elche, y viendo que las palmeras estaban muy vigilada, preguntó a los ferroviarios que cuando estaban menos vigiladas, a lo que contestaron que después de la comida, por lo que Pepe decidió esperar por los alrededores cuando la vigilancia disminuyó, se introdujo bajo una de las palmeras más bajas, y con un cuchillo que llevaba siempre para utilizarlo en estos casos, comenzó a cortar una de la ramas de dátiles lo que le costó mucho trabajo, puesto que la calidad de las palmeras de estas tierras son conocidas, una vez conseguida la dejó caer hasta el suelo y a continuación bajó él, observando que no había nadie, procedió a cortar otra de las ramas, una vez las dos abajo, la introdujo en el saco y observando los alrededores y corriendo se dirigió a la vía y por ella hasta la estación donde cogió el tren sin ningún incidente.
Una vez en la casa colgó en el patio la rama, pero el perro (que el animal cuando esto ocurrió estaba todavía con ellos y con hambre), como para estar pendiente, y en cuanto un dátil maduro caía en el suelo más pronto saltaba sobre él y se lo comía por lo que hubo que poner una lona bajo la rama, al objeto de que los dátiles no llegaran al suelo y se lo comiera el perro antes que ellos.
La aviación Franquista bombardeaban la ciudad de Alicante con vuelos muy bajos, de tal forma que la ametralladora antiaérea que estaba instalada en el castillo que está en la parte alta de esta ciudad, no podía dispararles puesto que al volar tan bajo también le dispararía a la población.
Llegado el tiempo de regresar, una vez terminada la guerra, tuvo que avisar a la Señora y que la casa quedaría sola, por lo que debería volver y hacerse cargo de la misma. Entonces la Señora regreso a Alicante con su hija y el marido el cual era Presidente de la Diputación de Castellón de la Plana, el cual dio por escrito y a petición de Pepe un informe muy favorable para el caso de que fuera necesario como así fue puesto que el regreso también tuvo sus incidentes.



Al termino de la guerra a todos los ferroviarios que habían llegado huidos de distintas poblaciones los citaron en la estación de ferrocarriles donde los pusieron en fila y después de preguntar los nombres uno a uno y su procedencia (de los 20 que aproximadamente eran) les dijo el Capitán de un grupo de 6 soldados armados con fusiles que desde aquel momento en adelante tendrían que saludar como saludan los militares llevándose la mano derecha a la frente, “para que sepan ustedes como es exactamente, saludaré yo primero y después ustedes” entonces el Capitán hizo el saludo y dijo en voz alta: “viva Franco”, inmediatamente lo hicieron todos pero un hombre mayor lo hizo pero con el puño cerrado por lo que un soldado a indicación del Capitán, le dio con la culata en el pecho tirándolo hacia atrás al suelo. Cuando los más próximos a este hombre fueron a socorrerlo, el Capitán, mando estarse quietos a todos con la amenaza de fusilarlos a todos, que según el, eran lo que merecían y que a partir de ese momento tendrían que irse todos a sus puntos de procedencia a pie como habían llegado, lo cual no ocurrió en realidad, puesto que volvieron en el tren.
Este Capitán, antes de declararse la guerra estaba destinado en Málaga, y en cierta ocasión varios trabajadores en la calle Larios le dieron una paliza, le quitaron el revolver y lo dejaron en calzoncillos. De ahí el odio que sentía por los malagueños.
Como resultado de la huída, cuando regresaron a Málaga el día 9 de Abril de 1939 después de 2 años 2 meses y 3 días efectuando el regreso por Granada fue castigado con tres años sin aumento de sueldo y tres meses sin trabajo, aun con la carta de recomendación que traía de los Señores de Alicante.
Al llegar a Málaga se encontró Pepe con la desagradable sorpresa de dos hermanos de este mutilados de guerra uno con una pierna menos la derecha y otro con la mano lesionada permanente y varias costillas menos y otro en la cama con una enfermedad que se contagio en Marruecos y que le causo la muerte a los dos meses de estar en Málaga.
Así fue como terminó esta historia de tantas similares como se vivieron estos años.
Esta historia está expuesta tal como la dictó el protagonista a sus 90 años. Contiene errores, que se han mantenido por respetar el texto original. 
Estos hechos le ocurrieron a José Sánchez de 34 años, su esposa Mencía de 31, embarazada de 7 meses, y dos hijos Juan de 5 años y Pepe de 3, sin alimentos ni agua, por la carretera de Almería, con una distancia recorrida de 112 Km.




ACONTECIMIENTOS OCURRIDOS EN EL VIAJE DE MALAGA A ALMERIA POR CARRETERA ANDANDO DIA Y NOCHE POR LA FAMILIA SANCHEZ

Durante los 7 días y 7 noches que duró la marcha hasta Almería se produjeron los acontecimientos que ahora les relatamos, motivados por la presión ejercidas por las autoridades a todos los ciudadanos de Málaga, por estar rodeada por las fuerzas militares compuestas por ejércitos Moros Italianos y Alemanes convocados por el Fascismo.
La salida de Málaga, fue masiva y con pensamiento de salir de la Capital por temor al saqueo de bienes y asesinatos, que según, las autoridades de aquella fecha, se producirían, y como así ocurrió en realidad. Los sindicatos Ferroviarios mayoritarios de aquellas fechas UGT y CNT convocaron a todos sus afiliados en la plaza de la Constitución, para notificarles, que la toma de Málaga se produciría el día siguiente. El día 6 de Febrero de 1937 fue la llamada huída de la Capital, con pensamientos de que sólo serían unos días, pero no fue así, porque los Milicianos que eran voluntarios a las ordenes de las autoridades actuales en esos momentos de la República no permitían que nadie volviera, ni se parara en la carretera de Almería por lo que se había de continuar la marcha sin más remedio de noche y de día; éstas fuerzas se disolvieron al llegar a Torre del Mar continuando la huída como un ciudadano más.

A partir de Torre del Mar, que como es sabido está a 26 Km de Málaga, los bombardeos y ametrallamientos de la aviación, as í como los disparos de los barcos de guerra fueron continuos sobre la carretera, éstos efectuaban sus disparos a los montes, por encima de la carretera principalmente con objeto de que los desprendimientos de piedra sobre la carretera ocasionaran el mayor número de bajas posibles sobre esta población, que se desplazaba por la carretera a pie, y que para aquellos que conozcan la carretera que se menciona, será fácil comprender que es imposible tener ningún abrigo, ni defensa posible puesto que estos montes son verticales y la carretera esta a media altura entre la mar y el monte.
Estos barcos eran el Baleares y el Canarias por lo general . Como se ha dicho esta población era totalmente civil y al carecer de cualquier preparación, para tal evento, se refugiaban tendiéndose en la cuneta próxima al monte, para ponerse a abrigo de los posibles disparos directos de los cañones de los barcos sin percatarse que los barcos disparaban, como hemos indicado por encima de la carretera, y de esta forma conseguían sus objetivos: producir un número de bajas elevados por aplastamiento y provocar el terror.
Los aviones durante el día, ametrallaban y bombardeaban la carretera ocasionando un número elevado de bajas.



A todo esto había que sumar la falta de comida y bebida, más la incertidumbre de no saber que se podría encontrar en la próxima curva.






Encontrándose en Torre del Mar esta familia sobre la media noche, descansando, sonó la alarma de la proximidad de barcos, llenándose la carretera de tal forma que impedía el poder caminar con soltura por la cantidad de personas que se pusieron en marcha, puesto que el bombardeo de esta población, fue casi inmediatamente después de sonar la alarma. A la salida del pueblo encontró durante la marcha una piara de cabras y no viendo por ningún lugar dueño ni guarda, se decidió por ordeñar una de ellas y meterla en el termo, pero al poco de estar en esta labor, la gente se acercaron pidiendo que le diera a ellos, lo que provocó que fueran demasiados, para poder atender tantas peticiones, por lo que decidió decir que cada uno se sirviera a su antojo, pero que él, Pepe, se iba y así lo hizo. 




Continuando en esta marcha y sobre el mediodía, comenzaron los comentarios alertando  que venían los barcos, y así fue, comenzando el bombardeo de forma inmediata, y produciéndose un confusionismo propio de estas circunstancias ocurriendo que Pepe llevaba de la mano a la niña de una amiga y vecina, que se encontraron en el camino llamada “Mariquita la de los Tejeringo” con los que desde unas horas antes iban haciendo juntos el camino.
Como decíamos Pepe llevaba a la hija de este matrimonio de la mano y a su hijo Pepito en los hombros cuando empezó el cañoneo, tirando él y su familia para un lado, y Mariquita y los suyos para otro con el fin de resguardarse en los posible de los cañonazos, y separando de esta forma a la niña de sus padres, y encontrándose ahora con una niña más en estas circunstancias, (además de Mencía embarazada y su hijo Juan) y sin tener idea tan siquiera de si los padres seguían con vida o lo no los volverían a encontrar de nuevo. Tal y como ocurría frecuentemente en el camino,  donde se encontraban con frecuencia a muchos niños cerca de los que se supone que serían sus padres, que estaban casi enterrados por los cañonazos de los barcos, y otros padres que buscaban a sus hijos con desesperación, y que a veces los encontraban malheridos o muertos.
Continuando el camino y ya al final de la tarde, el otro matrimonio encontró  a Mariquita delante de ellos, y dándole voces, se hicieron ver con la consiguiente alegría como es de suponer, para los dos matrimonios, puesto que además de lo que supone en estas circunstancias verse personas conocidas y resolver una situación difícil para los dos matrimonios, además que a uno se tenía un miembro de menos y otro uno de mas.
Continuando por la carretera encontraron un burro que estaba abandonado en la carretera, por lo que lo cogió el cabeza de familia José (Pepe) y la esposa Emerenciana (Mencía). Después de unos metros con el borrico montó en él Mencía y los dos niños, y de esta forma caminaron durante dos noches y un día. En esta segunda noche se aproximaron a una casa, de la que salía luz y los propietarios permitieron que la mujer y los niños descansaran en el interior de la casa, pero el, Pepe, quedó fuera con el borrico. Debido al cansancio se quedó dormido en el escalón de la casa guardando el borrico, pero al amanecer y despertar se encontró que el borrico había desaparecido, por lo que miró por los alrededores encontrando otro burro trabado. Con una navajilla le cortó la traba, y con dificultades puesto que el burro no quería caminar lo obligó, pero habiendo andado poco, los propietarios del burro que eran de raza gitana le gritaron que el burro era de ellos y aunque él decía que el burro lo cogió en Torre del Mar los gitanos, continuaban acercándose cada vez más insistentes por lo que se vio obligado a recurrir a una pistola marca Star corta de 9 mm., para defenderse de la amenaza de los cuatro gitanos, pero a los requerimientos de su mujer y para evitar conflictos posteriores le tuvo que entregar el animal aunque de muy malas ganas.
Continuaron la marcha, aunque casi de continuo había que tirarse al suelo para protegerse, a esto, había que sumarle el problema que ocasionaba el agua para beber, puesto que no se encontraba con facilidad al igual que la comida viéndose en ocasiones, obligado a introducirse en un pozo.


En cierta ocasión que tuvo que hacerlo de noche con un termo en el bolsillo, para de esta manera recoger agua potable, la cual allí mismo se bebía él y se retiraba con el termo lleno para Mencía y los niños.
Al poco después vio una luz próxima a la carretera y se dirigieron a ella, encontrando una casa llena de personas descansando en la parte delantera de un mostrador, de lo que parecía haber sido una tienda, como podían cada uno. Una vez dentro encontró un lugar que estaba lleno de aceite por el goteo, que producía un grifo de un bidón lleno del mismo líquido y que ya estaba vacío, por lo que el lugar no era apropiado para estar, así que decidió dirigirse a una mujer, que estaba sobre dicho mostrador y que parecía ser la propietaria y diciéndole de donde venía y lo cansado que estaban, la mujer le indicó de forma sigilosa, que pasaran al interior donde había una habitación con una cama de matrimonio, y que podían utilizarla pero sin formar ningún ruido para evitar que los que estaban fuera, quisieran utilizar esta habitación, y la cocina que estaba más al interior. Lo que así hicieron Mencía y los dos niños quedando José fuera de la cama pero en la habitación, se acoplaron con una vela que le proporcionó la mujer. Aproximadamente sobre las doce de la noche no se oía ningún ruido y se decidió, con una linterna de bolsillo, (que en Málaga la utilizaba para refugiarse en el sótano de la fábrica de harina de Castel, cuando había algún bombardeo) ver si encontraba algo para comer dirigiéndose por un pasillo que conducía a la cocina, la cual estaba llena de útiles propios, y después de buscar por cajones y rincones con mucho cuidado de no hacer ningún ruido encontró un serete de higos prensado del que corto un trozo puesto que estaba muy prensado y no podía desprender trozos, a continuación encontró una alacena con un candado, el cual con un hierro que encontró en la misma cocina, hizo palanca y saltó el cáncamo. Una vez abierta encontró que había más útiles pero de comida nada, desesperado con la lamparilla la dirigió a la parte alta de la alacena y le pareció ver visiones, al encontrarse con un jamón completamente entero procedió a bajarlo y meterlo bajo la cama y permaneció en silencio y sin moverse un buen rato con intención de cortar todo lo más posible para poder meterlo en un saco con la cosas que llevaban y de esta forma tener que comer. Mencía pretendía irse por temor a que le costara algún disgusto, pero salió a buscar papel de nuevo para envolver el jamón cortado, y poder transportarlo. Entre una cosas y otras comenzaba a amanecer, y buscando como salir sin tener que pasar por donde había entrado, por temor a tener que dar explicaciones encontró una salida trasera que daba a un patio, y este a su vez a la calle, lo que hicieron de forma silenciosa como es de imaginar.



Continuando la marcha como en días anteriores pero con algo de comida, durante la marcha algunos lugareños decidieron criticar a voces la marcha de estas personas, y en cierta ocasión, uno de los milicianos cansado de estas críticas que en ocasiones eran duras disparó a dos de ellos produciéndoles la muerte, con lo que cambió la actitud de estos nativos de Motril.
Como es sabido en este terreno se crían mucha caña de azúcar, lo cual le servía de alimento cortándolo en trozo y introduciéndolo en un saco, al igual que con la patatas que luego en un cacharro eran cocidas y consumidas.
En cierta ocasión, ya oscurecido encontramos que el puente que había en el pueblo de Motril, situado a 108 Km. estaba destruido por un bombardeo de los aviones, y que la multitud que llenaba la carretera se agolpaba y desesperaba, puesto que el río aunque no muy grande llevaba agua suficiente para arrastrar a las personas que se arriesgaban a cruzarlo, como le ocurrió a uno que ante todas las personas que allí habían se lanzó a cruzarlo con un niño en brazos el cual todos los presentes vieron como desaparecían bajo las aguas el padre y el niño sin poder hacer nada, puesto que el lugar era muy estrecho y abrupto, por lo que decidió no cruzarlo por allí de ninguna manera.  Por ello, se retiró del grupo, y a unos metros observó que venía una persona a caballo dirigiéndose por la orilla del río hacia la parte alta del mismo, acercándose al mismo y preguntándole porque lugar se podría pasar el río sin tanto peligro, a lo que le contesto solamente “¡siga usted tras de mí!”, lo que así hizo caminando tras este hombre subiendo rio arriba como a unos 500 metros donde el río se ensanchaba y la altura del agua no llegaba a 20 centímetros, y en este punto el hombre dijo déjeme los niños que no se mojen y ustedes pasen de forma que se mojen lo menos posible (debemos recordar que era el mes de Febrero)  lo que así ocurrió y una vez en el lado opuesto del río bajó los niños e indicó una cañada por la que podían dirigirse a la carretera de nuevo, pero aconsejando que de ninguna forma se encendiera luz, puesto que noches anteriores se produjeron disparos a la luz de los cigarros, por lo que hubo varios muertos. Siguiendo estas instrucciones, llegamos de nuevo a la carretera continuando la marcha de forma más tranquila, puesto que la carretera ya no circulaba próxima al mar y por lo tanto fuera del alcance de los cañones de los barcos. Los aviones tampoco ametrallaban ni bombardeaban la carretera.

Nota: Cuando Abuelo Pepe habla de autobuses extranjeros, y ambulancias, posiblemente se refiere a la intervención del Doctor Norman Bethune, de origen Canadiense, entre otros, que arriesgaron su vida para salvar las de aquellos que pudieron, tanto con ambulancias (Cruz Roja) como con autobuses que trasladaban a la población. Bethune escribió: "The crime of the road Málaga-Almería" (1937) y dispone de una amplia colección de fotografías del viaje. Os añado al final de la historia de abuelo, un extracto de la crónica de Bethune sobre la huida de Málaga.  


Al llegar a Adra, que está a 109 Km de Málaga, después de varios días de marcha, y ya sin comida ninguna y esperanzado al llegar a este pueblo que se podría obtener comida, no pudo ser de ninguna forma porque no sólo estaba todo cerrado sino que no abrían a nadie ninguna puerta, puesto que se dieron caso de abrir una puerta y saquear la casa los que venían en esta marcha. En la carretera que cruzaba este pueblo, habían muchos grupos de personas paradas y otras que continuaban la marcha, a los que estaban parados les preguntó si esperaban algo o descansaban; a lo que respondieron que esperaban a unos autobuses extranjeros que transportarían a las mujeres y niños a un lugar más seguro y así ocurrió; después de unas horas ya de noche por completo llegaron estos autobuses que eran extranjeros.
En estos autobuses se subió un soldado en cada uno para impedir que los hombres se subieran y unos de los conductores dijo, que sólo mujeres y niños, hombres no, cuando tocó de subir a Mencía y los niños al aproximarse Pepe para acomodarlos el soldado que no entendía nada de Español interpretó que lo que pretendía Pepe era subir también al autobús, por lo que le apuntó con su fusil y le gritó en su idioma a lo que Pepe con las manos en alto y gesticulando le hizo comprender que era lo que pretendía, a lo que el soldado consintió de muy malas ganas y de esta forma se separó el matrimonio quedando de acuerdo antes en verse en Almería en la estación de ferrocarril aunque el autobús se dirigiera a otro lugar.
De esta forma salió el autobús y los hombres quedaron en Adra a media noche; sin saber que hacer vio una luz al fondo de la calle que correspondía a un local de la Cruz Roja, y en la puerta había muchos con heridas vendadas en espera que llegaran las ambulancias para su traslado a Almería, según le informó uno que estaba sentado fuera del local y que tenía una pierna herida. Estando hablando con este hombre y sobre las 2 de la madrugada llegaron las ambulancias, saliendo un enfermero y dirigiéndose a todos lo que estaban fuera les dijo, -iLos que puedan subir al techo de la ambulancia que lo hagan que en el interior irán los más graves!, por lo que Pepe le ayudo a este herido con el que estaba conversando a subir al techo de la ambulancia y una vez arriba se tendió en el techo para no quedar muy visible, aunque la oscuridad era muy grande, la ambulancia se pone en marcha y tarda en llegar a Almería 2 horas, puesto que tuvo que recorrer los 52 Km. que los separaban de Almería.
Esta ambulancia entró una vez en Almería en un Hospital, ayudándole de nuevo a bajar a este herido y como había poca luz, debido a los bombardeos, le fue posible camuflarse sin ser visto, puesto que no se podía viajar en una ambulancia si no se estaba herido como es normal . Saliendo a la calle se dirigió a una persona que pasaba en aquel momento preguntándole por la Estación de Ferrocarril indicándome que el precisamente iba a ella y en el camino hablando con este hombre que también era ferroviario, le facilitó información sobre los autobuses que venían con los refugiados de Málaga a lo que contestó que estos se dirigían al puerto para su embarque a Barcelona, Valencia y Alicante. En esta conversación llegó a la estación donde pidiendo información le dirigieron a que hablara con un empleado del sindicato que resultó ser de Málaga el que le informó que se refugiara en un coche de viajero mientras amanecía lo que así hizo.
Bombardeo en Almería
Al dirigirse a los coches y abrir, la puerta del primero se encontró que no sólo no podía entrar sino que la muchedumbre que había en el interior protestaba por el viento fresco que entraba a esa hora de la madrugada, así ocurrió con varios coches hasta que en uno de los más apartados pudo entrar y en el departamento que había para las maletas, descansó un rato puesto que los asientos y pasillo estaban llenos.
 Una vez amanecido, se dirigió de nuevo a la estación para pedir información sobre los autobuses, a lo que le dijeron que estas personas se habían refugiado en un edificio que estaba en construcción y que sólo tenía las soleras y los pilares y que lo habían acondicionado rociando paja en el suelo para que pudieran descansar; este edificio estaba al final de una tapia. Pepe se dirigió junto a esta tapia hacia el edificio, y cuál fue su sorpresa al encontrar que en dirección contraria venía Mencía quedaron sin poder hablar unos momentos, pasados estos pregunto Pepe por los niños que habían quedado con Mariquita, (la de los Tejeringos) los dos juntos de nuevo se dirigieron a por lo niños y en el economato de la Renfe pudieron comprar aunque no pagar, puesto que dijo que no llevaba dinero a lo que le contestaron que ya lo pagaría cuando volviera a Málaga, un poco de aceite, arroz y poco más con lo que ese día comieron de forma suculenta, respecto de los demás días.
Imagen de la estación de tren de Almería bombardeada.
Después de esto se informaron en la misma estación, donde le dijeron que salía un tren para Barcelona y otro para Alicante, a lo que se decidieron por el de Alicante, el que cogieron por la tarde. El tren estaba formado por cinco coches que en un momento se saturaron de tal forma, que una vez en un lugar no había forma humana de moverse y mucho menos pasar o utilizar el servicio y después de haber comido caliente este día después de siete, el organismo reaccionó y Juanito en primer lugar y Pepito en segundo sintieron en sus cuerpos esta reacción y sin poder aguantar ni pasar al servicio, Pepe decidió que lo hicieran con el tren en marcha y por la ventanilla, a lo que como es lógico provocó que se produjeran temores por que se fuera a caer el niño por la ventanilla, lo que no ocurrió. Pero si que en una estación, Pepe bajará y observará que los efectos que se habían producido en el lateral del coche desde la ventanilla que ellos ocupaban hacía atrás fueran de lo más asqueroso y repugnante, procurando remediarlo en lo posible con un trozo de manta. Durante el viaje y ya con el hambre acumulada de varios días, sin comer la mayor parte de las criaturas que iban en este tren, cuando se detenía el tren por que veían que se aproximaba la aviación y iba a resultar bombardeado el maquinista le tapaba la chimenea para no delatar su presencia y los viajeros se bajaban como locos a buscar lo que fuera para comer, incluso en cierta ocasión, unos soldados aparecieron con unos borregos que como es lógico serían comidos en cuanto tuvieran ocasión de guisarlos lo que no pudo ser en el tren, así se continuó la marcha hasta Alicante, donde llegaron aproximadamente a las diez de la mañana.
Una vez ya en Alicante, y fuera de la estación de ferrocarril, se dirigieron a una pensión, próxima al puerto con la intención de asearse y descansar, pero tal era el aspecto de esta familia después de tanto tiempo sin poder afeitarse en condiciones ni lavarse ellos, ni la ropa e igualmente los dos niños, y Mencía embarazada de siete meses, que la señora que rentaba esta pensión decía que no había, pero Pepe sospechando la desconfianza que inspiraba se apresuro a decirle que la apariencia de él y su familia era debido al viaje que habían efectuado, y en que condiciones. Explicándole también que era empleado de Renfe y que tenía dinero para pagarle al mismo tiempo que se lo enseñaba.  Entonces, la actitud de esta señora cambió y le dijo que tenía una sola habitación y que era pequeña, a lo que le dijeron que no importaba, por lo que llegaron a un acuerdo, y comenzaron por asearse y mientras Pepe fue a afeitarse a una barbería, que le indico la señora de la pensión en esta estuvieron dos días.
Al día siguiente se presentó Pepe en la estación de Alicante, explicando el caso al Jefe de servicio de Locomotoras, que era el cargo que él desempeñaba en Málaga, el cual después de tomar los datos del carnet que llevaba justificando el cargo le comunicó que podía presentarse cualquier día de la semana para que le diera tiempo de hablar con su jefes, para buscarle la forma de que continuara su trabajo lo mismo que efectuaba en Málaga. Así permaneció durante dos meses y transcurridos estos comenzó a trabajar.
Transcurridos los dos días en la pensión, la abandonaron, y estuvieron un día durmiendo bajo un puente, puesto que la economía no permitía estos gastos y ante las dudas de si podría conseguir más dinero y si le darían trabajo o no, es por lo que optaron por esta solución que por otra parte duró poco puesto que encontraron un edificio vacío en el que había caído una bomba, y que aunque estaba un poco agrietado no parecía que se fuera a caer de forma inmediata, por lo que entre José y dos compañeros más, por cierto uno de ellos muy miedoso, rompieron el candado que cerraba la puerta de acceso al mismo, y cogieron cada uno de ellos una habitación en la planta baja del edificio. Compraron dos camas, por lo que el progreso fue bastante ostensible. En esta situación permanecieron durante un año aproximadamente.



Edificio bombardeado de Alicante (el bombardeo duró 8 horas)
Dado que este piso daba una de las ventanas a un chalet situado a unos 12 metros y para poder salir del bloque tenía que pasar por la puerta del chales, se creó relación entre los dos matrimonios, el matrimonio del chalet estaba formado por personas mayores. El estaba jubilado y había sido director de la Telefónica en Madrid, este señor estaba enfermo de tal forma que al año murió.  A su entierro asistió Pepe y dado que la única hija que tenía este matrimonio estaba casada y vivía en Castellón, esta Señora quedó sola, por lo que brindo a Pepe que se fueran a vivir a su casa y de esta forma hacerle compañía y ayudarle a mantener la casa al mismo tiempo que se protegía de un posible saqueo. Pepe lo consultó con Mencía, la cual le manifestó su temor a que los niños le estropearan el jardín o las cosas que tuvieran en la casa, a lo que la Señora contestó que no importaba en absoluto puesto que ella prefería la compañía, y que no necesitaban traer nada, puesto que ella tenía de todos lo que hiciera falta así que se trasladaron al chalet, por lo que volvieron a mejorar su situación.
La convivencia con esta señora en el chales fue muy buena llegando a crearse una relación de amistad entre el matrimonio de la hija, que la visitaban con frecuencia, ella y la familia Sánchez que ocupaba las habitaciones y cocina de la planta baja, ocurriendo en varias ocasiones, que el olor de los guisos subían y provocaban que las hija de Doña Amparo le dijera a Mencía que era lo que producía tan buen olor, a lo que le contestaba que bajara con un plato y lo probaría como así hacía.
 En el chalet también había un perro enorme, que tenía predilección por matar a los gatos lo que conseguía de forma muy rápida ya que los cogía por el cuello y traqueteaba quedando muerto en el momento, lo que le ocasionaba algunos problemas a Pepe, que a veces lo sacaba a pasear y que cuando veía un gato le costaba contenerlo, sin embargo, con los niños era un animal de lo más noble, pero claro cuando la comida comenzó a escasear lo que ocurrió al poco de vivir en el chalet preocupaba que el animal atacara a los niños.
La Señora Amparo, que algunas veces marchaba con su hija a pasar unos días en Castellón, tomo la decisión de marchar con ella de una forma casi definitiva, puesto que en Alicante cada vez era más difícil conseguir comida, por lo que el perro también pasaba dificultades, a lo que Pepe tomó, la decisión previa consulta con la Señora dejar al animal en algún lugar que no pasara necesidades, y no fuera un peligro para los niños, lo que hizo dejándolo en un cuartel de Elche a 28 Km. de Alicante, y habiendo hablado con un cabo, el que le dijo que no se preocupara puesto que allí podía comer de las sobras de la tropa.
Los domingos se desplazaba Pepe para conseguir comida a los pueblos próximo donde tenía dificultades puesto que el dinero no tenía valor, y lo que hacía era cambiar tabaco y aceite por carne huevos y otras cosas. Esto no era siempre posible, por lo que, en ocasiones, cuando los hortelanos no  querían, se veía en la necesidad de cogerlos sin que los hortelanos se dieran cuenta de una forma u otra. El aceite lo conseguían poniéndose de acuerdo varios compañeros, que se desplazaban hasta Jaén, y se introducían en un vagón de mercancía, y le decían al maquinista, que antes de llegar a la estación aflojara la marcha, y poder bajarse con dicho producto unos dos kilómetros antes de la estación, puesto que había una vigilancia y le requisarían el aceite.
Se dio el caso por ejemplo de unos soldados que en cierta ocasión le detuvieron, para preguntarle que llevaba, y cuando vieron que eran naranjas le dijeron que tenía que vaciar el saco pero que si llevaba tabaco no sería necesario, a lo que Pepe le contestó que sí, y que le podía dejar un par de cigarrillos, puesto que todavía tenía que cambiar más cosas, dado que con las naranjas solas, no podían mantenerse la familia, a lo que los soldados accedieron y le indicaron por que camino tenía que irse sin que lo detuvieran otra patrulla que estaba por los alrededores. Así lo hizo Pepe, que además, llevaba el saco demasiado cargado para la distancia que tenía que recorrer hasta la estación, y que aunque a veces le entró ganas de vaciar parte de la carga, no lo hizo aunque si terminó agotado.
En otra ocasión estando desesperado puesto que el saco estaba vacío y la hora del tren se aproximaba encontrándose en Elche, y viendo que las palmeras estaban muy vigilada, preguntó a los ferroviarios que cuando estaban menos vigiladas, a lo que contestaron que después de la comida, por lo que Pepe decidió esperar por los alrededores cuando la vigilancia disminuyó, se introdujo bajo una de las palmeras más bajas, y con un cuchillo que llevaba siempre para utilizarlo en estos casos, comenzó a cortar una de la ramas de dátiles lo que le costó mucho trabajo, puesto que la calidad de las palmeras de estas tierras son conocidas, una vez conseguida la dejó caer hasta el suelo y a continuación bajó él, observando que no había nadie, procedió a cortar otra de las ramas, una vez las dos abajo, la introdujo en el saco y observando los alrededores y corriendo se dirigió a la vía y por ella hasta la estación donde cogió el tren sin ningún incidente.
Una vez en la casa colgó en el patio la rama, pero el perro (que el animal cuando esto ocurrió estaba todavía con ellos y con hambre), como para estar pendiente, y en cuanto un dátil maduro caía en el suelo más pronto saltaba sobre él y se lo comía por lo que hubo que poner una lona bajo la rama, al objeto de que los dátiles no llegaran al suelo y se lo comiera el perro antes que ellos.
La aviación Franquista bombardeaban la ciudad de Alicante con vuelos muy bajos, de tal forma que la ametralladora antiaérea que estaba instalada en el castillo que está en la parte alta de esta ciudad, no podía dispararles puesto que al volar tan bajo también le dispararía a la población.
Llegado el tiempo de regresar, una vez terminada la guerra, tuvo que avisar a la Señora y que la casa quedaría sola, por lo que debería volver y hacerse cargo de la misma. Entonces la Señora regreso a Alicante con su hija y el marido el cual era Presidente de la Diputación de Castellón de la Plana, el cual dio por escrito y a petición de Pepe un informe muy favorable para el caso de que fuera necesario como así fue puesto que el regreso también tuvo sus incidentes.



Al termino de la guerra a todos los ferroviarios que habían llegado huidos de distintas poblaciones los citaron en la estación de ferrocarriles donde los pusieron en fila y después de preguntar los nombres uno a uno y su procedencia (de los 20 que aproximadamente eran) les dijo el Capitán de un grupo de 6 soldados armados con fusiles que desde aquel momento en adelante tendrían que saludar como saludan los militares llevándose la mano derecha a la frente, “para que sepan ustedes como es exactamente, saludaré yo primero y después ustedes” entonces el Capitán hizo el saludo y dijo en voz alta: “viva Franco”, inmediatamente lo hicieron todos pero un hombre mayor lo hizo pero con el puño cerrado por lo que un soldado a indicación del Capitán, le dio con la culata en el pecho tirándolo hacia atrás al suelo. Cuando los más próximos a este hombre fueron a socorrerlo, el Capitán, mando estarse quietos a todos con la amenaza de fusilarlos a todos, que según el, eran lo que merecían y que a partir de ese momento tendrían que irse todos a sus puntos de procedencia a pie como habían llegado, lo cual no ocurrió en realidad, puesto que volvieron en el tren.
Este Capitán, antes de declararse la guerra estaba destinado en Málaga, y en cierta ocasión varios trabajadores en la calle Larios le dieron una paliza, le quitaron el revolver y lo dejaron en calzoncillos. De ahí el odio que sentía por los malagueños.
Como resultado de la huída, cuando regresaron a Málaga el día 9 de Abril de 1939 después de 2 años 2 meses y 3 días efectuando el regreso por Granada fue castigado con tres años sin aumento de sueldo y tres meses sin trabajo, aun con la carta de recomendación que traía de los Señores de Alicante.
Al llegar a Málaga se encontró Pepe con la desagradable sorpresa de dos hermanos de este mutilados de guerra uno con una pierna menos la derecha y otro con la mano lesionada permanente y varias costillas menos y otro en la cama con una enfermedad que se contagio en Marruecos y que le causo la muerte a los dos meses de estar en Málaga.
Así fue como terminó esta historia de tantas similares como se vivieron estos años.

sábado, 8 de mayo de 2010

Mensaje sin remitente....

Hola, hace unas semanas me llegó este mensaje. Sin embargo, no lo enviaron con ningún dato que me facilitara el contacto. Lo dejo a vuestra disposición para ver si podemos contactar con esta persona.


"Hola, mi abuelo, Manuel Gámez Fernández y su esposa embarazada Trinidad Ocón Clavero también hicieron ese camino junto con sus 7 hijos y una tía inválida. Quisiera ponerme en contacto con la persona que ha relatado esta historia, necesito información sobre mi familia. Dónde la puedo encontrar, ya que estuvieron en contacto con la cruz roja en Alicante en un campo de refugiados donde estuvo Antonio Machado y luego fueron a Calais.

Un saludo y gracias por recordar la tragedia de muchas personas."

martes, 9 de febrero de 2010

HISTORIA: MARIA EN EL FRENTE DE ARAGON. Cementerio de Huesca, agosto 1936. (Aportada por Fredy Martínez)

Nota del administrador del Bolg: Se transcribe la historía tal y como la entrega el autor. En este caso la historia corresponde María Martínez (imagen de la izquierda), que nos narra sus vivencias como mujer en la Guerra Civil. Su hijo, Fredy Martinez, acompaña unas notas aclaratorías de esta historía. Espero que sea de vuestro agrado, y mi más sicenro agradecimiento a Fredy, por su aporte, y a María por su testimonio.

Es difícil hoy de francamente decir porque fui al frente con los Aguiluchos por el tiempo transcurrido, pero en aquellas circunstancias y con nuestras ideas revolucionarias para mi fue algo necesario, un impulso irresistible y, cuando se organizo un grupo en La Torassa (Hospitalet de Llobregat), yo me agregue a ellos.


Todos los compañeros de mi grupo de afinidad de las juventudes libertarias se habían ya marchado con la columna Durruti.

En aquellos primeros tiempos no se necesitaba inscribirse se bastaba el conocer a compañeros de tu barriada de las juventudes libertarias o del sindicato.

En un pequeño saco puse algunas ropas de vestir necesaria a mi uso personal.Como calzado teníamos las tradicionales alpargatas tan en uso en esa época por la gente pobre y los obreros .Las mujeres no usaban el pantalón y sin darnos cuenta fue adoptado lo que en España se llamaba ‘’el mono’’y que era el vestir de trabajo de los mecánicos y otros varios oficios.

Salimos de La Torassa en un camión, con los compañeros que yo conocía, entre ellos venia “El Zaragata “Diego Navarro un compañero que era uno de los mas destacados de esa gran barriada que eran Torassa, Coll Blanc, Santa Eulalia de Hospitalet el foco mas radical de nuestro movimiento libertario.Esta ciudad toca al barrio de Sans de Barcelona.” El Zaragata, nativo de Cuevas del Almanzora, era un gran amigo de Luís Cano mi cuñado también como yo nativo de Serón (el era de la familia ‘’Calores’’y yo de los’’patitas’’). Así pues yo me encontraba entre los míos.

Así nosotros nos incorporamos a la columna que estaba ya en marcha, creo recordar que fue en Esplugas.*(nota 1) en esos días, quizás me repito, no había inscripciones, bastaba saber que pertenecías a una organización obrera y, como toda era entusiasmo de poder luchar, para mi fue natural el seguir a los compañeros de la CNT y de las juventudes libertarias.

El destino fue a Vicien donde llegamos al amanecer y allí se concentro toda la columna .En Vicien se paso el día sin que nadie nos informara de nada ,sin saber donde estaban los frentes ,ni comida ,ni bebida y la gente empezó a gruñir seriamente. Todos repetían:

-¿que esperan ya para ir al frente?

La situación empeoró y todo eran discusiones y protestas hasta el extremo que Juan García Oliver que era el que salio al mando de la columna “Los Aguiluchos” se subió encima de un camión y empezó a hablar. Este era un hombre que sabia dirigirse a las masas y sus primeras palabras fueron :

-!sois vosotros los revolucionarios, los que queréis luchar por la libertad, que no podéis comprender que se necesita paciencia y organización para poder llegar a la meta que nos hemos fijado¡

Esto es una síntesis pues su voz electrificaba el auditorio, era un agitador y un gran orador. (Nota 2)

Cuando terminó de hablar, todos estaban dispuestos a ir al fin del mundo, sin comer, ni beber y sin armas todavía.

Pues las armas no abundaban .Había algunos compañeros que tenían fusiles del cuartel de Pedralbes, otras pistolas y algunas carabinas Winchester. Por mi parte yo había dado la pistola parabelum que acogí en el asalto del cuartel de Pedralbes en Barcelona a Juan Cano el hermano de Luís (otro hijo de Serón). (Foto 3) Las demás esperábamos cogerlas al enemigo.
 
En Vicien no dormimos .La gente se agrupó en los camiones y nos dieron pan, queso y algunas latas de sardinas.


Agrupados por afinidad y amistad esperábamos el amanecer.

Nos dieron a cada uno una cura de urgencia. En un paquete había algodón, gasa, unas vendas y un frasquito de tintura de yodo para los primeros socorros, pues aun no había nada organizado...

Y empezamos a desplazarnos monte arriba entre piedras, hoyos y chaparros. Destino: el cementerio de Huesca. Fue bastante duro, el monte era todo subidas y estas se hicieron andando.

Pero desde las palabras tan fuertes de García Oliver teníamos alas en los pies.

Poco antes de llegar a la carretera empezamos a oír los disparos de una ametralladora. Cuando salimos por fin del monte, en el lado derecho había la casilla de los peones camineros y a la izquierda un bosquecito de chaparrales y después el terreno al descubierto. Era tierra de cultivo y se veía una hermosa granja, y una vivienda que mas bien parecía un palacete. En esa casa estaban un grupo de compañeros extranjeros. Mucho de ellos eran jóvenes que vinieron a Barcelona a la ocasión de los juegos olímpicos de los trabajadores y algunos más mayores que venían de Paris donde se habían refugiado huyendo de las garras del fascismo .

Estos eran los que tenían una ametralladora en la ventana y dominaban el cementerio impidiendo a los fascistas salir. (Nota 4)

Los “Aguiluchos” tomamos esta propiedad como sitio de descanso, de encuentro y dispuestos a ayudar a los compañeros extranjeros a defenderla.

En esa casa que estaba abandonada encontramos unos graneros llenos, el trigo tocaba casi el techo, era natural puesto que estaba recién cosechado. En la gran cocina había provisiones y comida en los armarios. Fue fácil el organizarse, había sitio en la planta baja y habitaciones que debían servir de almacén.

Una vez allí los que tenían armas les informaron donde estaba el frente. Entonces supimos que había una chica joven que manejaba un mortero y un grupo de jóvenes con ella. El mortero supimos por los extranjeros que provenía del cuartel de San Andrés de Barcelona. Si los fascistas no salieron del cementerio fue por la valentía de esa mujer que no solamente se batió si no que daba ánimos a los hombres.

En el grupo de extranjeros había Alemanes, Italianos, Bulgaros, todos refugiados en Paris hacia ya años, huyendo de Hitler y Mussolini, algunos periodistas. No hablaban el Español bien y pidieron si entre los recién llegados (nosotros los Aguiluchos) alguien hablaba el Francés.

Yo les dije que quizás podríamos entendernos, pues me acorde de mi estancia en Vaulx en Velin (cerca de Lyón) y aun que mi francés dormía desde casi doce años, llegamos a poder comunicar.


En fin, con el mortero, y a la ametralladora se impedía el que salieran del cementerio.

En aquellas primeras escaramuzas no había una orden de combate, desde luego el afán de luchar era lo que impulsaba, pero sin mandos y sin experiencia.

Reflexionando mucho creo que solo éramos un grupo de la columna y que seguramente distribuyeron los grupos en diferentes frentes.

El primer día fue bastante tranquilo, algún que otro tiroteo pero se vigilaba y se esperaba armas y gente que organizara.

Yo hable con los compañeros extranjeros. El búlgaro Nicolás era serio y reflexivo y me hablo mucho de la vida errante de todos los perseguidos, por eso vinieron a España para impedir que el fascismo triunfara.

El que servia la ametralladora era Alemán, joven, rubio como el trigo del granero y risueño. El me enseño a preparar el té.

-‘’Mira, me dijo, en un vaso pones una róndela de limón en el fondo y echas el té una vez enfusado .Verás que bueno te resulta .Claro, añadió riendo, ay muchas maneras de tomarlo con leche, sin azúcar, fuerte o mas ligero. ’’

Me pareció increíble que se pudiese conversar así tan tranquilo, de esas menudencias y esperando quizás la muerte .Pero así es el entusiasmo de la juventud.

Como ya digo armas no se distribuyeron mientras yo estuve con los Aguiluchos. Algunos recogían la de los caídos. El que no estaba de guardia dormía. Cada uno se arreglaba a su conveniencia, la casa y la granja eran inmensas .Pero esto duro poco, al día siguiente empezó el verdadero combate y los heridos caían. (Nota 5)


Entre ellos un joven de La Torassa (Hospitalet) llamado Alonso, una bala en la cabeza y murió en mis brazos.

Era tanta la confusión sin saber que cuidados dar ni como curarlos que el sufrimiento para mí fue intenso.

Un compañero grito:

-“yo soy enfermero en el Hospital Clínico de Barcelona .Si alguien me ayuda, haremos algo en espera que lleguen los socorros para los heridos.”

Yo me propuse y todos aceptaron y lo encontraron natural, la chica del mortero y yo éramos las únicas mujeres de aquel frente.

Enseguida nos fuimos a la caseta de los peones camineros que estaba cerca y en la carretera, pues la casona resultó ser la primera línea de fuego. Limpiamos la mesa y se encendió el fuego en la chimenea .Recogimos las curas individuales que eso era el único material sanitario de que disponíamos.

El enfermero, un joven muy experto y capaz hizo milagros y yo le ayude siguiendo sus consejos y sobre todo con todo mi corazón. Creo que al ver una mujer dispuesta a ayudarlos en esos trances les daba coraje y alentaban el peligro. Paso todo el día, se hizo todo lo que pudimos, los heridos leves, brazos, piernas, una cura y una compresión evitaron hemorragias. Pero la noche fue febril con la casilla llena de heridos que aposentamos lo mejor que pudimos. Nos alumbramos con un carburo, y hubo como una especie de tregua que nos permitió respirar.

Al amanecer ,segundo día de fuertes combates, la situación era terrible y seria. Seguimos curando y más bien consolando a todos los que nos traían, pero por desgracia habían heridos graves a los que una simple cura les servía poco, solo evitar alguna hemorragia grave.

En esas circunstancias se pierde la noción del tiempo y se trabaja en un estado febril. Pero yo, a pesar de mi energía que siempre ha sido y continua grande, sentía cansancio y un inmenso dolor. Sobre todo me sentía impotente de hacer frente a tanto sufrimiento.


Hubo combates fuertes y llegaron heridos de Almudevar, llevaban un coche blindado con lo que se podía entonces (hojas de metal, de latas) .Una bomba les cayo dentro y los hirió gravemente.

Nosotros no sabíamos que hacer. Eran quemaduras graves .Cubrimos las más importantes con las pocas gasas que nos quedaban.

Contenía mi emoción pero esos momentos fueron comovidores y tristes: ver toda esa juventud, con tanto entusiasmo, dar plenamente lo que hay de mejor, la vida.

Entrada la mañana llegaron camiones y camilleros enfermeros y se evacuaron los heridos. Los primeros fueron los quemados de Almudevar y nos felicitaron por nuestra buena iniciativa.

Era el tercer día de mi estancia en el frente, dos días terribles con los heridos. Los combates seguían y llegaron por fin refuerzos y una organización más adecuada. El cementerio seguía el punto mas delicado, se cogio, o mejor dicho se llego a entrar, pero hubo que dejarlo, pues ya empezó la aviación facciosa a bombardear. Pero a pesar de nuestra poca experiencia, de nuestro poco armamento de Huesca no salieron las fascistas y el ejercito rebelde.

Mas tarde nuestras fuerzas las mandaba el coronel Villalba que se quedo fiel a la republica.

Federico Martínez el que luego fue mi compañero y padre de mis hijos estaba con la columna Durrutti muy cerca a pocos kilómetros. Casi el mismo día fue herido en un muslo en la toma de Sietamo antes de ser elegido centurión y algunos meses después en la otra pierna en el carrascal d’Igriès à 10 Km. de Huesca cuando lo nombraron comandante de su batallón .

El compañero búlgaro Nicolás murió en los combates de Fuente de Ebro.


Y yo durante las ultimas horas tan desesperadas pasadas con los heridos y muertos, pensé que mi sitio no estaba en el frente con un fusil, que había otras maneras de ser útil a nuestra revolución convertida ya en guerra y, en unos de los camiones que evacuaban a los heridos, regrese a Barcelona con el propósito de hacer unos cursillos de enfermera, pues me sentía capaz de curar y reconfortar en esos momentos tan críticos.


Pero nada sucede como lo piensas, muchas veces sintiéndolo .Me tenían preparada otra actividad.


Lo primero fue cuando consulte con Luís Cano, y me dijo:

-“eso no debe preocuparte, ya hay quien se ocupe de los heridos, eso que tu vienes de vivir ya se esta superando, ya se dispone de equipos, de médicos cirujanos y ambulancias, incluso se a puesto en marcha el servicio de recogida de sangre de la Generalidad de Cataluña.

Ahora aquí serás mas necesaria, pues no debemos olvidar la retaguardia. Necesitamos compañeras y compañeros de confianza para todas las colectividades, planificar la economía, organizar centros para los niños.” (Repito que el era miembro del comité regional de la CNT y consejero municipal de defensa de Hospitalet, responsable de las patrullas de control, una de las figuras del movimiento obrero de Cataluña, y sobretodo un hombre honrado y respetado).

En aquellos días se reorganizaba la distribución de la ración de pan y había asambleas, discusiones. Finalmente en una asamblea, en el teatro Olimpia se formó con los compañeros de la UGT el comité económico de la industria del pan y fui elegida miembro de este organismo, puesto que ocupe mientras duro la guerra .


Creo que mi breve estancia en el frente fue benéfica para todos .Mucho mas tarde en el 37 durante un permiso de Federico, mi compañero, que luchaba en el frente de Aragón en “los Monegros” nos paseábamos por las Ramblas en Barcelona, unos jóvenes nos pararon y dirigiéndose a mi me dijeron:

- “ ¿no te acuerdas de nosotros ? Pues nosotros si que te recordamos, tu eres la chica que nos curó en la casilla de los peones camineros del cementerio de Huesca y no te extrañes de no recordarnos porque fuimos muchos a los que reconfortaste con tus cuidados y suerte tuvimos de que tu acompañaras al enfermero y le ayudes.”

Sobre todo tengo que insistir es que en la Confederación Nacional del Trabajo, CNT, las mujeres éramos compañeras. Así fue, en realidad que los compañeros de la confederación nos consideraron siempre con igualdad dando cargos que estas desempeñaron con maestría .En las fábricas se ocuparon de los comités, de organizar las colectividades y la producción necesaria para el material de guerra.


Y también los hospitales y los centros de acogida para los niños evacuados de Madrid y más tarde del norte.

En los sindicatos se preparaba ropas de invierno para el frente, jerséis, calcetines, pasa montañas, tantas prendas para el mal tiempo porque el frió se aproximaba .Todos las compañeras se mostraron a la altura de la situación.

Amas casi todas respondieron a dar sangre para el organismo que enseguida formo la generalidad de Catalana para los muchos heridos que la necesitaban. (Foto 6)

A este respeto tengo que decir que yo era de los primeros que acudían a la llamada por la radio, cuando era urgente y que quizás mi sangre o la del organismo sirvió a Federico mi compañero cuando este fue muy mal herido en el estomago en agosto 37 en los Monegros durante la ofensiva de Zaragoza y transfusado y operado en campaña.
Federico Martínez Pérez (izquierda) centurión columna Durruti y el compañero Guillen: diciembre 1936.

En fin, fue una época que vivimos con entusiasmo y también con mucho dolor, pues cayeron en los frentes muchos de nuestros seres mas queridos como mi hermano Juan que solo tenia 28 años y tantos y tantos.

Pero pensábamos que esta lucha tan fraticida y desigual era justa y que nuestros esfuerzos iban todos a sacar a España de su oscurantismo y retraso, teníamos el anelo de que se acabara el illetrismo, de poder enseñar a la mitad del país de que se podía vivir de otra manera, amas de la lucha social por el aumento de trabajos, se tenía obligación de instruir a las gentes que ignorantes de sus derechos sufrían el peso del yugo y del poder de los caciques, sobre todo en las provincias más desheredadas como Extremadura y Andalucía, donde la vida era tan precaria que en muchos pueblos, los niños iban vestidos de arropas, y mal alimentados. En fin, eran tantos nuestros sueños y tan grandes que el despertar fue terrible.

Pero ya digo en alguna parte de mi recito que aun que todo fue sueño siempre queda en nuestro corazón y en nuestra manera de ser y de comportarnos algo de aquello, nuestro amor a lo justo, a la humanidad, nuestro odio a la guerra, al racismo, esperando que los hombres comprendan algún día que la injusticia es algo repugnante y que el deber es repartir el trabajo y las riquezas que este procura.

Cosa que hoy día no existe ya que la desigualdad es mayor y tan flagrante que se debía de tener algo de pudor de no mostrarla tanto .Ya empieza a verse hordas de la humanidad en la gran parte de los países pobres que carecen de todo lo que se necesita .Y no solo en esos países, también en los llamados industriales se empiezan a ver esa masa de los sin trabajo y sin domicilio .Claro que se les ayuda algo pero la desigualdad es tan grande que se hace patente que la sociedad va por mal camino .

Por creer profundamente que podíamos cambiar el rumbo de nuestro país, aunque solo fuese en un cuarto, combatimos .Nuestras aspiraciones: conseguir el pan cotidiano y el derecho a la instrucción, la justicia, la libertad, el respeto al ser humano. Por eso luchamos, con fe, esperanza, valentía y queríamos que nuestro sueño fuese realidad.

Es con cierto orgullo que yo siento el honor de haber participado a esa página de la historia trágica de España.

Maria Martínez Sorroche



(Francia 1997)



(Foto de enero 2007)
NOTAS (de Fredy Martínez)

1 Juan García Oliver “El Eco de los Pasos” edición Ruedo Ibérico (nota de la pagina 260): “la columna contaba con unos 1500 milicianos, entre ellos mas de doscientas muchachas de las Juventudes Libertarias, de donde procedía también el mayor contingente de combatientes que la integraban”.
2 Juan García Oliver, miembro de la Federación Anarquista Ibérica, de la Confederación Nacional del Trabajo, de los grupos de afinidad “los solidarios” y “nosotros” fue responsable militar del “Comité central de las milicias antifascistas de Cataluñ” y luego ministro de la justicia del gobierno de la republica Española de Largo Caballero de octubre 1936 a mayo 1937. Cuenta todos los detalles de este incidente en su libro “El Eco de los Pasos” páginas 261 y 262.

3 19 de julio en Barcelona un grupo de libertarios vienen de asaltar el cuartel de Pedralbes: Maria Martínez a la derecha y a la izquierda su amiga Salvadora Molins con un fusil metrallador. (En tres días la rebelión militar fue aplastada en Cataluña).



4 pagina 262 del libro citado: “…Vicien, el puesto mas avanzado que existía en el cerco puesto a Huesca .La columna al mando de Domingo Ascaso y Aldabaltreco había ocupado Barbastro, Granien y Vicien y estaba apostada en el cementerio de Huesca a un kilometro de la ciudad… los compañeros de su columna nos recibieron con los brazos abiertos y fue tan buena la acogida que nuestros aguiluchos y aguiluchos se amoldaron rapidamente…a los puestos de campaña.”
 
5 Antonio Téllez Sola “Sabaté (Guerrilla urbana en España)” edición Plaza &Janes SA pagina 27


“Los Aguiluchos libraron su primera batalla importante el 1 de septiembre defendiendo el pueblo de de Huerrios a unos dos Km. al oeste de Huesca. Los milicianos resistieron victoriosamente el ataque de las fuerzas del general faccioso Gregorio de Benito Terraza, muy superiores en numero y tuvieron que aguantar un verdadero diluvio de metralla escupido por la Artillería y los morteros.”

Los hermanos Sabaté Llopart, vecinos de Hospitalet se habían también integrados a la columna Los Aguiluchos .José Sabaté, centurión y Francisco ‘’El Quico “delegado de grupo (20 milicianos).

En 1945 y 1946 un serónes estaba en el grupo de guerrilla del ’Quico ‘’

Cf. pagina 67 del libro citado de Antonio Téllez:

"el día 21 de Abril 1946...Sabate salía con un grupo de compañeros, todos veteranos y aguerridos… Antonio Malpica Ramos, mocetón fuerte y decidido oriundo de Serón (Almería)...’ (Detenido en Barcelona el 12 de mayo 1946).

Ferran Sanchez Agusti “El Maquis anarquista ‘’ ed milenio pagina 172 y 173

Antonio Malpica Ramos (Serón ,Almería ,25/12/1918)……..fue detenido el 22 de julio de 1946 .Y condenado a 28 años de prisión mayor ……..Internado en el Dueso de Santona ,con indultos y redención por trabajo ,salio en libertad condicional en 1966.










Posicionamiento Web